sábado, 19 de abril de 2014

DEL DICHO AL HECHO…

... hay mucho trecho


Hola a todos mis estimados lectores, estamos aquí conectados nuevamente en este fin de semana largo que nos da una pausa para reflexionar en muchas cosas y yo quiero compartir una de ellas con ustedes.

No les ha pasado que cuando alguien les pide un consejo, como por arte de magia las respuestas salen de nuestra boca, porque para nuestro entendimiento todo está más claro que el agua y a veces nos ofuscamos al no entender como si es algo tan obvio el que pidió el consejo no lo aplica.

Pero cuando estamos en una situación similar, decimos que no sabes que hacer, pero en el fondo es una gran mentira, si lo sabemos solo que no lo queremos aceptar y lo decimos realmente para hallar otra salida más conveniente para nosotros sin sentir perdida o sacrificio.

Esa es la realidad de la milanesa si sufres de cirrosis quieres hallar lo que  te cure sin dejar de beber y fumar. Si sufres de obesidad quieres probar un adelgazante que actúe por si solo sin necesidad de dejar de comer ni tener que matarse haciendo ejercicios. Si te enamoras de una persona que no te conviene o que no te corresponde igual quieres seguir enamorado de ella solo quieres escuchar de alguien que te diga que esa persona si te conviene o que no pierdas las esperanzas porque ya se dará cuenta que también te ama (según sea el caso).

Hay soluciones obvias, pero lamentablemente estas no son nada fáciles para quienes tienen que ponerlas en práctica, preferimos vivir en una falacia porque es menos doloroso que afrontar la realidad, alejarnos de lo que no cause placer y/o nos produzca una sensación de sentirnos vivos.

Es aquí donde vemos el doble filo del amor, sentirse amado es uno de los más potentes elixires de la vida, uno se siente mejor, más joven, más feliz, es más productivo, los problemas se hacen más pequeños, en fin el amor lo puede todo y sentirlo nos puede llevar a la gloria. Pero a veces el querer conservar esa sensación  nos ciega a la realidad y no nos deja ver que el conservar ese “amor” nos puede dañar física y/o mentalmente, nos olvidamos de nosotros mismos y creemos cosas que no son.

Como ya lo mencione hace poco en otra entrada, no podemos perder el amor propio. Ok “el amor lo perdona todo”, ¿estás dispuesto a sufrir humillaciones, agresiones  o hasta engaños?

El amor es lo más hermoso que le puede pasar a alguien, más si es correspondido y es un riesgo que vale la pena tomar, pero si estamos dispuestos a jugárnosla hay que saber que como todo en esta vida tiene límites que no deben ser traspasados porque traspasaríamos nuestro amor propio. Think about!


Con mucho cariño para ustedes

                             Jenn


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