sábado, 31 de mayo de 2014

GRATITUD, RESPETO Y LEALTAD



Hola a todos, bienvenidos a una nueva edición de quien tiene la razón, hoy es fin de mes, faltan 7 meses completos para que llegué el fin de año, así que debo empezar a evaluar si estoy cumpliendo con las metas propuestas y analizar cuales otras van surgiendo antes de mi cumpleaños 33 y antes del nuevo año, así que como hay mucho por hacer hoy no le demos más vueltas a la manzana y comencemos.

Recuerdo cuando era niña, en algunos sitcom y dibujos animados que llegaron al Perú entre los finales de los 80’ y comienzo de los 90’ daban un capitulo relacionado con la gratitud, alguien le salva la vida a otra persona y esta sentía el deber de compensarle por el resto de la vida. En tre lo que transcurría el episodio, el agradecido terminaba sofocando a la persona a quien quería agradecer y es ahí donde me puse pensar aunque el programa exageraba había valores que nos querían enseñar como la gratitud, el respeto y la lealtad y sobre eso quiero hablar hoy.

Corta, clara y concisa, son adjetivos que describen a una pequeña palabra que dice mucho, para los que aún no adivinan es la palabra “gracias”. La solemos usar en retribución a un buen gesto o acción realizada por otro a favor nuestro y la decimos para mostrar nuestra gratitud. La pregunta es cuál es la medida correcta como saber si nuestra gratitud es tan pequeña que resulta imperceptible para otras personas o es demasiada que sofoca. Respeto, se dice que significa consideración y reconocimiento del valor de una persona o de una cosa. Actuar de acuerdo a las normas de un grupo establecido por ejemplo una familia o de una nación. Y finalmente lealtad, ser leal significa no traicionar a alguien, sin embargo esto tiene límites, como todo en la vida, no por ser leal a alguien vamos a infringir leyes, pues antes de ser leal con cualquier amigo, debemos ser leal con nosotros mismos y nuestras convicciones.

Como amigos las cosas claras, son manejables y entendibles estos términos, pero el caso de padres e hijos, creo yo que es un poco más delicado. En qué momento la búsqueda de nuestra independencia e individualidad se convierte en deslealtad y desagradecimiento hacia nuestros padres.

Surgimos de dos personas, que velan por nosotros, nos cuidan, alimentan y muchas veces  sacrifican sueños por nosotros, esto nos da una especie de obligación moral para cuidarlos y velar por ellos cuando no puedan valerse por ellos mismos. Pero que pasa antes, en el trayecto cuando nosotros estamos creciendo, madurando, haciéndonos camino en nuestra propia vida y cumpliendo nuestras propias metas.

Como bien sabemos la madurez no nos llega a todos a la misma edad. El hecho de tener autoridad legal para poder votar no implica que por obra y magia del espíritu santo seamos personas maduras. Hay adolescentes cuyas circunstancias en la vida les obliga a madurar y adquirir responsabilidades que muchos adultos adquirimos muchos años después o cuando empezamos a formar nuestra propia familia. Pero hay otros que pueden llegar a los 40 años y aún no llegan a la madurez, le huyen a las obligaciones y quieren seguir de parranda toda la vida.

Esta semana llego a mis oídos un caso, un joven de 19 años cuya madre tuvo que criar solo, y siempre le dio todo para tener una educación de calidad, lo apoyo en cuanto estudio quiso llevar y ahora quiere truncar sus estudios para trabajar dos tiempos en fast food´s alquilar  un departamento amoblado que cuesta la mitad de su actual sueldo y vivir con una joven casi de la misma edad que planea hacer lo mismo.

La idea de ser independiente es grandiosa, y hacerse camino por sí mismo sin ayuda de nuestros padres cumpliendo nuestros sueños es genial, pero, creo yo que todo tiene su tiempo. Aunque hay muchos casos de éxito de jóvenes empresarios, creo que la diferencia con este caso es que muchas veces estas personas exitosas a quienes admiro y aplaudo, lo apostaron todo porque no tuvieron nada que perder. Pero alguien acostumbrado a ciertos lujos, a tener padres que se lo han dado todo, es un poco más difícil. Cada caso es distinto, pueda que este joven tenga éxito como pueda que no, solo el tiempo nos lo dirá. Sea como sea, es su vida, solo él puede decidir que rumbo seguir.

Pero esto me enseño algo para futuro, si es que Dios me bendice dándome hijos. Los padres deben de hacerse la idea desde que nacen los hijos, que la responsabilidad que surgen al  darles la vida no implica que ellos cumplan nuestros deseos y sueños, ellos son independientes y no estarán toda la vida junto a nosotros, llegará  el momento en los que ellos tomen su propio camino y formen su propia familia. Nuestra responsabilidad como padres es brindarles las herramientas y pautas para que ellos en el futuro tomen las decisiones adecuadas.

Esta responsabilidad no debe aniquilar nuestros ideales, conformen ellos van creciendo, no es su vida la que debemos planear, sino la nuestra para cuando ellos tengan que partir, porque al final tomen un buen o un mal camino, solo quedaremos nosotros mismos para empezar de 0 en busca de nuestra felicidad. No esperemos depender solo de la felicidad las personas que criamos o de las que nos rodean. Seamos felices por y para nosotros mismos. Si fuimos buenos padres, tal vez nuestros hijos serán gratos, respetuosos y leales, pero recordemos que lo serán sin dejarlo de ser primero con  ellos mismos, sin faltar a su independencia y a sus propios sueños.

Tu opinión es importante, exprésate aquí o escríbenos a jennysworld1981@gmail.com

Con mucho cariño para ustedes


                             Jenn


Hasta la próxima!!!!


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